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    El universo mágico del ballet, con Sergi Martínez
    Entrevista a Sergi Martínez
Entrevista a Sergi Martínez
El universo mágico del ballet, con Sergi Martínez

Hoy nos dejamos envolver por el universo mágico del ballet a través de una de las obras más representadas en la historia de la danza: El cascanueces. Un espectáculo que podremos ver el 27 de noviembre en el Auditori de la Vall d'Uixó y que da la bienvenida cada año a la llegada de la Navidad.  El bailarín valenciano Sergi Martínez nos cuenta por qué este ballet sigue triunfando cada temporada y nos desvela el trabajo que se esconde detrás de una pieza de danza.

Cuando pensamos en ballet parece que siempre nos imaginamos como un universo que tiene algo de mágico. ¿Por qué tenemos esta imagen en la cabeza?

El ballet te da esa oportunidad de salir de tu mundo real y transportarte a un mundo diferente. Te da el poder de evadirte, materializar ideas, te da para llegar y decir ?es totalmente diferente y es muy bonito?.

Precisamente el 27 de noviembre tenemos en el Auditorio de la Vall d?Uixó ?El Cascanueces?, una historia que es un cuento un cuento de hadas. ¿Qué nos vamos a encontrar aquí? ¿Por qué se ha convertido este ballet en los más famosos de la historia? ¿Por esa magia?

Yo creo que es esa magia y sobre todo, que para los niños, por ejemplo, es un mundo totalmente abierto. Es una historia muy atractiva porque es una niña que sueña que se transporta a otro momento, que ve un millón de danzas, un millón de colores, es como la magia pura. Yo creo que es muy interesante para los niños sobre todo porque puede ser el primer paso a algo más. 

El ballet es un cuento sin palabras. ¿Qué recursos tiene que utilizar entonces para que se entienda todo lo que está contando? 

En este ballet, la música te lleva a entender todo lo demás. Gracias a la música y a la coreografía que encierra, es muy fácil de entender y creo que no hace falta la palabra.

Marius Petipá, el libretista, le dio muchas instrucciones al compositor (Tchaikovsky) para componer la música, incluso del tempo y el número de compases que tenía que poner en determinadas partes. Después de todo este trabajo previo, ¿con qué se encuentra el coreógrafo? ¿De qué forma trabaja?

Como al coreógrafo le dieron todo tan mascadito, creo que para él fue, no lo sé, pero tuvo que ser más fácil de describir la historia porque es una historia que se cuenta sola. ?Cascanueces? es realmente muy fácil de entender, yo creo.

Actualmente trabajas en la Wrocklaw Opera Ballet en Polonia, precisamente como coreógrafo. Cuéntanos un poco sobre cómo es tu trabajo.

Lo más complicado de enfrentarse a una pieza es la ansiedad que te produce ver un papel en blanco. Creo que la parte más difícil es enfrentarse a esa ansiedad de decir: tengo una idea, sé lo que quiero hacer, pero no sé cómo lo voy a hacer. Y creo que la parte más difícil como coreógrafo es esa. Tú solo tienes que seguirlo y, si a eso le añadimos traspasar a los bailarines una idea, traspasar un movimiento, traspasar un diálogo entre ellos, creo que la parte más difícil es el hacerlo. 

Y ¿crees que en este caso, por ejemplo, actualmente el trabajo de coreógrafo está reconocido o es un rol todavía del que tenemos mucho por conocer?

Sí y No. Es decir, sí está reconocido en según qué ámbitos. Están muy reconocidos según en qué países también. Creo que, en España, por ejemplo tienes que tener un nombre muy grande, tienes que ser un coreógrafo conocido mundialmente para que te ofrezcan una oportunidad y creo que eso está mal, eso está muy mal.

En el resto de Europa ¿crees que está mejor?

Yo creo que sí. Sobre todo, porque hay muchos pequeños proyectos que a la gente joven le dan la oportunidad para desarrollarse. La gente joven somos los que tenemos que escribir ahora el presente, que es el que nos va a llevar a un futuro. Es decir, creo que somos la gente joven que está trabajando ahora la que realmente debería tener las oportunidades para decir, bueno dame tiempo, dame recursos, déjame crear y después vamos a al siguiente paso que es el futuro.

Cuéntanos un poco sobre tu caso. Tú estudiaste en Valencia y ya llevas 5 temporadas viviendo en Polonia trabajando como bailarín y como coreógrafo ¿cómo has llegado hasta aquí? 

Yo estudiaba en Valencia. De ahí pasé a acabar mis estudios en Madrid y empecé a tener unos proyectos independientes. Mi experiencia en España,fue que no tenía el acceso a grandes compañías, pero sí tenía el acceso a pequeños proyectos que, bueno, durante 3 o cuatro meses puedes trabajar ciertos ballets o producciones como ?Cascanueces? u otro tipo de producciones, pero claro, eso no te da para mantenerte todo un año. Entonces de ahí pasé a Madrid, Sudáfrica, volví a España, entré en Polonia y ahí ya me quedé.

En Polonia ¿hay muchas más opciones de que la gente que está empezando entre en proyectos pequeños y pueda vivir de ello?

Claro. En Polonia, cada ciudad, por muy pequeña que sea, tiene un teatro que tiene un ballet estable. Muchas veces no tienes acceso a grandes producciones de ballet pero si vas a estar todo el año trabajando. A muchísimos bailarines nos dan la oportunidad para estabilizarnos. Y creo que es necesario porque un bailarín joven lo que necesita es tiempo de escenario, te da peso, te da presencia, te da seguridad, te da cosas para poder hacer.

El ballet se ciñe al concepto clásico de la danza. ¿Cómo ha evolucionado hasta llegar a la danza contemporánea?

Yo creo que el contemporáneo, o todo lo que se salga de la norma del ballet clásico, es una reacción natural. El ballet se crea, explota, sigue y lo que viene después yo creo que es la parte natural. Yo rompo la norma, rompo la regla, para crear lo que se conoce ahora como ballet contemporáneo. Yo creo que es necesario, necesitamos evolucionar. Y yo creo que nosotros, en nuestro afán de querer hacer más y de querer crear cosas nuevas, lo que hacemos es romperlo, deconstruirlo.

Y en ese afán del artista de arriesgar y de hacer cosas nuevas, ¿muchas veces se pierde al público por el camino? 

A a la gente le gusta lo que entiende, eso es un básico. Muchas veces, en ese afán de querer romperlo todo, los creadores estamos perdiendo a ese público porque no les queremos dar el tiempo para explicarles. Es decir, calma. Nosotros tenemos que ser el vehículo de cambio en todo esto. El ballet tuvo un proceso de adaptación para que la gente lo entendiera y nosotros tenemos que pasar por el mismo proceso.

¿Y es este un debate real entre los creadores ahora mismo?

Yo creo que es un debate que debería de realizarse más asiduamente. Vamos a intentar entre todos enseñar al público lo que queremos hacer para asentar unas bases para movernos hacia adelante. Si no asientas una base de un entendimiento, no, no vas a ningún lado.

¿Dónde te sientes más cómodo trabajando tú? ¿Como bailarín, como coreógrafo, en el ballet clásico o más en el mundo contemporáneo?

Yo me formé en ballet clásico, durante mucho tiempo me he sentido muy cómodo en esto porque era un lenguaje que yo conocía. Pero llega un punto en mi desarrollo personal en el que ya el ballet clásico no me aporta lo que debería de aportarme. Ahora ya me siento más cómodo en un lenguaje más contemporáneo, porque me da paso a sentir la danza de otra manera. Es decir, a sentirla más, no más personal, pero bueno que soy capaz de expresarme mejor. Pero me siento cómodo un poco en los dos.

Para ti, ¿qué es lo más satisfactorio de tu trabajo, de esas cosas que el público no ve?

Lo más satisfactorio yo creo que es cuando se cierra la cortina al final del día. Cuando tu acabas de bailar, cierras y sientes que todo el trabajo que tú has llevado haciendo durante un mes, dos meses, preparando una producción o lo que sea. Cuando ese telón cierra y el aplauso se acabó, es como que toda satisfacción te llega de una, de golpe. ¡Ha merecido la pena! Todas las horas que he invertido, las 8 horas al día que llevo invirtiendo durante dos meses, 6 días a la semana. Ya, han merecido la pena.